Ondina

Soy agua y soy cuerpo, corriente que no se deja atrapar. Mi cabello es río que acaricia los silencios, mi cola es canto de mares que no recuerdas.

Sobre la Obra

En esta pieza, la artista nos invita a adentrarnos en la figura mítica de la ondina, espíritu acuático ligado a la feminidad, la intuición y lo inalcanzable. La protagonista, de melena azul que se confunde con el agua que la envuelve, parece emerger y desvanecerse al mismo tiempo, como un suspiro atrapado entre dos mundos. Su cola escamada, trabajada con destellos punteados que recuerdan perlas o burbujas, conecta con el imaginario marino y a la vez con un aura onírica. La mirada melancólica, casi desafiante, abre un diálogo íntimo con el espectador: un recordatorio de la fuerza silenciosa y de la fragilidad que cohabitan en lo femenino arquetípico. Las manchas de color en el fondo, con sus acuarelas de azules, rosas y dorados, refuerzan la sensación de ensoñación y movimiento líquido. Ondina aparece entonces como metáfora del inconsciente: una presencia que fluye, se esconde y revela a la vez, en un vaivén entre misterio y belleza.